domingo, 22 de febrero de 2009

Guerra psicológica en Granada

Combate en Granada por Agnus McBride

Alguien dijo una vez que no es tan importante que yo pueda imponerme al adversario, como que él sea consciente de ello. Semejante regla se ha cumplido sin interrupción en nuestra conflictiva historia... y episodios sobran; uno de ellos, ocurrido durante el asedio a la musulmana ciudad de Granada, es especialmente curioso...

Una tarde, un ocioso pero aguerrido capitán cristiano, Hernán Pérez del Pulgar, tuvo noticia de que una de las puertas de Granada, por la que apenas podía pasar un hombre erguido, estaba sin vigilar. Fernando se encaminó hacia ella, ya de noche, acompañado de una docena larga de acólitos y, tras recorrer unas cuantas callejuelas, llegó a una mezquita; se acercó a la puerta y poniendo gran cuidado en no ser visto, clavó en la puerta de la misma un pergamino con la leyenda "Ave María". En ese momento gritó "¡Tomo posesión de este lugar en nombre de los Reyes de España y de la Santa Madre de Dios...!" y salió inmediatamente a la carrera, pues una horda de hijos de Alá se aprestaba a lanzarse tras ellos, echando espumarajos por la boca.

A los pocos días, con los Reyes observando la ciudad desde una empalizada y, sin duda, sintiéndola ya como suya, los presentes repararon en que un enorme jinete musulmán se acercaba, al trote, a las posiciones cristianas. El retador cabalgaba con cierta parsimonia y de su boca, aparte de un buen puñado de lindezas, salían constantes provocaciones hacia los valientes - según él, todo lo contrario... - responsables de la profanación de la mezquita. En ese momento se giró, y se pudo ver claramente como el de Alá había atado el mencionado pergamino a la base de la cola de su cabalgadura, de modo que la inscripción en honor a la Virgen quedaba, más o menos, justo enfrente del lugar por el que todo mamífero expulsa lo que le sobra...

Aquello fue demasiado; a pesar de que Fernando había prohibido los duelos singulares, un tal García de la Vega emergió de la trinchera, montó en su caballo y se distanció unos cientos de metros de su adversario, solo para chocar con él violentamente, segundos después. La fuerza del musulmán descabalgó al cristiano que era bastante más bajo que él, pero también debía de ser más ágil y rápido porque aún estando desmontado, logró igualar la contienda. Ambos guerreros rodaron por el suelo y el musulmán - un caudillo muy famoso entre los suyos que atendía al nombre de Tariq - intentó ensartar a García con su espada, sin éxito. El cristiano, abrazado a su enemigo como si fuera el más "sonado" de los boxeadores, maniobró rápido, sacó un pequeño puñal de su cinturón y lo introdujó por la abertura de la armadura del musulmán, hasta que alcanzó el corazón.

Tariq, con los ojos en blanco y sabiéndose muerto, empezó a recitar algo, quien sabe si una sura del Corán, más no le dio tiempo a acabarla; García agarró la espada que había estado a punto de matarle poco antes y decapitó limpiamente al muribundo... agarró por el pelo su cabeza y la exhibió ante los suyos, henchido de orgullo. Del lado español, un torrente de invocaciones marianas y de agradecimientos a Santiago y a Cristo resonó en el ambiente; del musulmán, se apoderó el silencio y salvo los centinelas, el resto de asediados se retiró, cabizbajo, cada vez más convencidos de que Dios les estaba abandonando.

Fernando, con poco gusto por semejantes costumbres medievales, frunció el ceño ante la desobediencia sufrida pero al ver a sus tropas como locas de alegría, recompensó al retador responsable del disgustazo musulmán; desde ese día, en el escudo de armas de la más vieja de las ramas de Garcías de la Vega de la heráldica española, figura un pergamino con la inscripción "Ave María".

Para saber más sobre los Reyes Católicos y su época, aquí

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4 comentarios:

Daalla dijo...

Decía un amigo mío hace muchos años: "los españoles joden con la cabeza y piensan con los cojones". Esta frase me ha venido a la cabeza al leer tu post. Cuántas veces hemos perdido en este país la oportunidad de respetar las creencias del otro sin obligarle a cambiarlas por la fuerza, por la fuerza de las armas o de la religión. La toma de Granada fue un buen ejemplo de cómo después de siglos de tolerancia social y religiosa entre las tres religiones monoteístas más importantes, tuvieron que venir los cristianos a imponer a sangre y fuego y "por cojones" la "verdadera" religión. Así nos fue y así nos va.
Saludos.

Anónimo dijo...

Eso de tolerancia entre las religiones... Me parece a mí que de eso nada. Que Caboblanco nos cuente si cristianos, judíos y musulmanes iban cantando de la mano; o siempre hubo una religión dominante.

Creo que el buenrollismo medieval no es más que un mito. Pero no soy historiador ni experto en esos temas así que no puedo afirmarlo.

Y lo de imponer no es exclusivo de los cristianos. Musulmanes, hinduistas, budistas y demás religiones han oprimido, matado y prohibido.
Que parece que lo propio siempre es malo y lo ajeno siempre bueno.

Luis Caboblanco dijo...

Complicado lo que se me propone. Una corriente historiográfica moderna utiliza para interpretar las relaciones entre cristianos, árabes y judíos en España, durante la Edad Media, el crisol de la Escuela de traductores de Toledo y otros parecidos. Esto, a mi entender es un error.

Un amigo mío sostiene que hay violencia religiosa pero no guerras de religión porque, por definición, todas las guerras son económicas. Estoy de acuerdo hasta cierto punto; Los Reyes Católicos buscaron finiquitar la unidad territorial y política y, por el camino, se consiguió la religiosa, porque en aquella época no podía habr aquella sin ésta.

En la España postmedieval la Orden de los Dominicos y de los Franciscanos, tradicionalmente más beligerantes con las otras religiones que otras los Carmelitas o los Agustinos, ganaron poder y preponderancia. Y por su supuesta mejor preparación teológica fueron encargados de labores inquisitoriales. Ello acabó de inclinar la balanza hacia posiciones, digamos, más duras y excluyentes.

Al final, la tolerancia se practica por personas concretas en situaciones concretas; en ese nivel, las cosas no fueron mal, al menos... no muy mal. A nivel de gran política, mientras los reinos cristianos estuvieron a la gresca o los problemas sucesorios se apoderaron de Castilla, hubo un respiro, obligado. Después, ya sabemos...

Pero solo es mi opinión.

Daalla dijo...

Hombre, Censor, ya sabemos que el islam fue la religión dominante en Granada y en Al-Andalus en general. ¡Faltaría más que no hubiera sido así! Pero no me negarás que pagar un impuesto, no muy oneroso por otra parte, para que los demás siguieran profesando la suya no está tan mal si lo comparamos con las conversiones forzadas que nuestros gobernantes cristianos "fomentaron" entre moros y judíos vía hoguera e inquisición. De todas formas tienes razón, las guerras de religión lo son en realidad por dinero...por el dinero que tienen los de las otras religiones, claro. La lista es larga:albigenses, templarios, judíos, moriscos... Por el dinero hacia Dios.