miércoles, 9 de marzo de 2005

In hoc signo vinces

Constantino nació en Naisiuss, actual Serbia, en algún momento del año 272 D.C. Era hijo ilegítimo de un militar que se distinguió al servicio de Diocleciano, llamado Constancio Cloro, y que llegó a asumir la gobernación de la parte occidental del Imperio alrededor del año 305. Muerto Constancio al año siguiente en Britannia, las tropas allí estacionadas proclamaron Emperador a Constantino; sin embargo, hubo de librar terribles combates contra sus rivales y no fue hasta la batalla del Puente de Milvio, en el 312 cuando se pudo considerar soberano de la parte occidental del Imperio, al imponerse a Majencio. La parte oriental no pasó a su poder hasta el 323, gracias a su victoria en la primera batalla de Adrianopolis, sobre Licinio.
La trascendencia del reinado de Constantino para la historia de la civilización occidental trae causa de la conversión de éste al cristianismo, el algún momento de su vida, aunque no recibió el sacramento del bautismo hasta su lecho de muerte. Descartada la sinceridad de su sentimiento religioso, es más que probable que dicha conversión se debiera al fracaso de la política de persecuciones anterior, así como la búsqueda de elementos aglutinadores que contrarrestaran las tendencias disgregadoras del Imperio. Por el Edicto de Milán (313) acabó con el culto pagano en Roma, y aunque no convirtió el cristianismo en la religión oficial del estado (paso que daría Teodosio, en el 391), concedió importantes donaciones a la iglesia, les devolvió los bienes confiscados en épocas anteriores y dio preferencia a los cristianos a la hora de la selección de sus colaboradores.
Temeroso de que las disputas teológicas rompieran la unidad de la religión cristiana, puso su poder a disposición de la jerarquía eclesiástica para combatir las numerosas herejías de la época, las más importantes de las cuales fueron el Donatismo y el Arrianismo (religión que luego practicarían masivamente los visigodos). Constantino reconstruyó y amplió la ciudad griega de Bizancio (la actual Estambul), a la que cambió el nombre por el de Constantinopla (330) y la convirtió en capital cristiana del Imperio, en sustitución de Roma, símbolo del paganismo.
En lo político, puede decirse que con Constantino culminan las tendencias autoritarias y dirigistas del reinado de Diocleciano, completando la evolución del Imperio hacia el absolutismo: los Senados de Roma y Constantinopla pasaron a ser asambleas representativas meramente municipales; se reestructuró la Administración en un sentido centralista; se desarrolló una burocracia jerárquicamente organizada a las órdenes de un Consejo de la Corona; y se estableció un riguroso ceremonial cortesano tendente a resaltar la supremacía del emperador.
Otras reformas importantes del reinado de Constantino tuvieron lugar en el terreno económico, en el que intentó poner freno a la grave crisis que arrastraba el Imperio desde el siglo anterior. Para contener la inflación reformó el sistema monetario, basándolo enteramente en una nueva moneda que respondía al patrón oro, el solidus. Además, decretó el carácter hereditario de los oficios y completó el proceso de vinculación de los colonos a la tierra que cultivaban. Con ello, aunque, él no podía ni imaginarlo, acababa de inventar el feudalismo, con lo que se sentaron las bases hacia la configuración de la Edad Media europea. Tras su muerte se desataron ásperas disputas sucesorias entre sus hijos, en las que resultó victorioso Constancio II.
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Cuentan que, en la víspera de la batalla del Puente de Milvio, Constantino tuvo una visión mientras dormía. Según él, el Dios de los cristianos se le apareció y le mostró una cruz luminosa en el cielo junto a la inscripción in hoc signo vinces o “con este signo vencerás”. Al despertar, superticioso como era, hizo pintar una cruz en los escudos de todos los soldados de su ejército. Después, durante la batalla, un puente se hundió al paso de los jinetes de Majencio, lo que fue interpretado por Constantino como una intervención divina...
Posiblemente la explicación es más terrenal; Majencio alistaba algunas unidades de Cataphractii o fuerzas de caballería en las que tanto jinetes como monturas iban enteramente cubiertos de armaduras. El puente por el que pretendían pasar se levantó la noche anterior, a la carrera, y estaba construido enteramente por listones de madera…y pasó lo que tenía que pasar.
Abrazos

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